Bielsa estima "excesivas" las demandas económicas de Llorente para renovar
El rosarino cree que generan una espiral negativa y no cuadran con su aportación en el final de temporada
JOSÉ L. ARTETXE - Sábado, 9 de Junio de 2012 - Actualizado a las 05:40h
Fernanado Llorente atiende a la prensa
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BILBAO. La posición de Fernando Llorente en el seno del Athletic quizás no es tan sólida como el jugador pudiera creer, o como pudiera deducirse, de su reiterada negativa a aceptar la oferta del club para prorrogar su contrato. Su condición de pieza insustituible en el equipo sería el punto de arranque de las demandas económicas que ha trasladado para renovar y, en principio, se vale de la misma para ejercer una presión extra sobre la directiva. No obstante, aunque dicha vitola de hombre referencia obedezca a una realidad objetiva, labrada a lo largo de varias campañas, no es menos cierto que en la recién concluida tal consideración se ha visto matizada.
En este sentido debe apuntarse que, a los ojos de Marcelo Bielsa, Llorente en absoluto ha ofrecido un rendimiento acorde a esa condición de figura llamada a marcar las diferencias en el campo. El técnico argentino ha quedado decepcionado con la respuesta ofrecida por el ariete, especialmente en el último y decisivo tramo del calendario. Pero la cuestión no termina ahí: la mirada crítica de Bielsa se refiere asimismo a la situación creada con la exigencia de un incremento muy sustancial en su ficha para seguir vistiendo de rojiblanco más allá del 30 de junio de 2013, cuando vence el contrato vigente. Bielsa estima que Llorente se estaría excediendo en su afán por mejorar sus ingresos.
No se trataría únicamente de analizar en sí mismas las cantidades que quiere percibir, que también, sino de calibrar el efecto dominó que conllevaría satisfacerlas. Llorente ya es con diferencia el mejor pagado de la plantilla, pero si lograse el incremento que pretende, abriría un hueco desmesurado respecto a sus compañeros. El club quedaría abocado a una dinámica peligrosa que se plasmaría en las sucesivas reclamaciones de todo aquel que aspirase a una ficha superior en su negociación respectiva.
Este fenómeno es una realidad que ha incidido gravemente en los presupuestos de otros clubes. El Athletic pugna por llevar una política alejada de los dispendios tan en boga en el fútbol español desde la irrupción de los operadores televisivos, lo cual no impide que hoy y desde hace tiempo sus jugadores cobren muy bien y con puntualidad, variables en retroceso por obra y gracia de la crisis. La postura de Llorente equivaldría, en el supuesto de que sus aspiraciones se atendiesen, a asumir un riesgo importante en una entidad que trata de aplicar cierta racionalidad en la elaboración de sus cuentas. Así lo ha entendido Bielsa, alineándose con el criterio de la directiva y de paso, cómo no, con el pensamiento de buena parte de la afición, que asiste molesta a un proceso de tira y afloja que se ha dilatado en exceso. No ha sentado bien en la calle que Llorente quiera tanto dinero por seguir en el Athletic, algo natural en el contexto económico-social que padece la población.
LOS NÚMEROS Se conoce que Llorente ha cobrado en torno a los tres millones de euros limpios en el último ejercicio. Ahora pide cinco anuales, lo cual está bastante alejado de lo que el Athletic estaría dispuesto a darle. El desacuerdo se cifraría en algo más de medio millón de euros por temporada. Habida cuenta de que es un contrato de larga duración, se entiende que el club no haya dado su brazo a torcer.
Josu Urrutia lleva meses intentando en vano que su goleador se rebaje el caché. La conclusión de la competición no ha puesto límite al tira y afloja. Al contrario, parece que Llorente confía en que el escaparate de la Eurocopa juegue como una baza a su favor, y no precisamente porque le pudiera facilitar una salida a otro equipo. Él baraja una buena actuación para darse a valer, más si cabe, ante su club.
Aunque la rumorología nunca le ha abandonado, hasta la fecha no se ha plasmado en una propuesta en firme de ninguno de sus pretendientes. Han sonado el Madrid y sonó el Barcelona, al igual que el Liverpool, el Manchester United o el Tottenham, entre otros, pero en Ibaigane no hay noticias de ellos. Al parecer, los 36 millones de su cláusula tienen un implacable efecto disuasorio.
En definitiva, las probabilidades de un cambio de aires no guardan relación con lo publicado aquí y allá. Cabría también ponderar el asunto desde una perspectiva deportiva y entonces, el ejercicio mental de encajar a un hombre de sus características en onces de campanillas reduciría drásticamente el supuesto abanico. Al margen de que Llorente se arriesgaría a perder el estatus de titular indiscutible de que goza en el Athletic. En los equipos punteros, con posibles para acometer una operación de esta envergadura, la nómina de puntas suele ser amplia.
No hay razones para dudar de que Llorente busca el contrato de su vida en el Athletic, el que a sus 27 años cumplidos le permitiría completar su carrera profesional sin salir de Bilbao. Pero su modo de operar está haciendo que la cuerda se tense más de lo debido. Insiste en declarar que no va a moverse, pero no acaba de certificarlo con su firma. Está en su derecho de pensar que está manejando correctamente los tiempos, por el hecho de que en enero quedaría libre para firmar por otros colores, pero esta negociación quizá le esté arrastrando hacia arenas movedizas.
El Athletic dispone de mecanismos para defender sus intereses. Al respecto, no puede obviarse el hecho de que Urrutia tiene de su parte al entrenador, quien haciendo suyos los intereses del club demuestra que no es un contratado al uso. El desgaste de imagen que comportan la tardanza y las demandas, sería otro aspecto a considerar por el interesado. Solo falta que se confirme la contratación de Aritz Aduriz, una opción nada descabellada, para que la posición de Llorente se vea aún más debilitada.
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