1.- No era ningún complejo de inferioridad de los jugadores: era la intención. Cuando la intención fue amarrar evocando al viejo Maguregui, los futbolistas cumplieron órdenes, incluso si dudaban de ellas. Cuando la intención fue ir a por el partido, como hoy en el Camp Nou, los jugadores del Real Madrid dieron la talla.
2.- Y vaya si la dieron. Con el regalo inicial de Piqué, que ya se está convirtiendo en un auténtico clásico, y una lección magistral del juego entre líneas. El Madrid le aplicaba al Barça la medicina más blaugrana. Ozil y Kaká se filtraban en los espacios vacíos y el Barça boqueaba sin balón, su razón de ser.
3.- Atrevido, tirando la línea defensiva muy arriba y con Ozil tronituante, el equipo de Mourinho volvía a ser el gran Real Madrid de octubre, el opuesto de la sombra que se maltrató a sí mismo en la ida del Bernabéu. Apocado y sin el cuero, el Barça era un bombón para el rival, que se desplegaba con todo su volumen y energía, en un arranque que iba mucho más del coraje y la ambición, virtudes teologales del madridismo: era fútbol energético, vibrante, veloz e inteligente, como si los jugadores blancos quisieran demostrar que son mucho más de lo que aparentan algunas propuestas de su técnico.
4.- Durante 25 minutos, el Barça ha estado totalmente a merced de Ozil y Kaká. Y justo al equipo de la pegada le ha fallado la pegada y al de la posesión le ha faltado el balón. Partido postizo en esa primera media hora, donde los actores interpretaban los roles contrarios: dominaba el Madrid y le fallaba la contundencia; corría el Barça y no encontraba el balón.
5.- A los 25 minutos, un rondo veloz, corto y tenso ha sonado como un símbolo. El símbolo de que el partido cambiaba. Sin que mediara instrucción alguna, Kaká y Ozil ya no han vivido entre líneas, que era el veneno que ahogaba al Barça. Aunque en esos minutos el Madrid ha dispuesto dos ocasiones de oro (una folha seca de Ozil al larguero y un regalo de Pinto malgastado por Higuaín, como al principio), ese rondo ha sonado a cambio de tercio.
6.- Ha aparecido el balón y, con él, Xavi, lo que ha templado al Barça y enfriado al visitante. Entonces ha aparecido Messi y su conducción.
7.- Conducir para atraer y generar hombres libres. Cuatro van a por Messi: Xabi Alonso, Coentrao, Ramos y Arbeloa, que abandona la banda derecha, todos persiguiendo al as argentino, conduciendo y atrayendo rivales como un imán. A su izquierda aparecen, silenciosos, dos libres: Fàbregas y Pedro. Como ordena el cánon, Messi busca al más lejano. El libro de estilo.
8.- El segundo gol del Barça parece acabar con el asunto. Es un zapatazo de Alves que se clava en una escuadra. Podía haber terminado en la cuarta gradería o entre las piernas rivales, pero se va dentro como un obús. ¿Asunto concluido? No con el Madrid. No con este Madrid.
9.- En una segunda parte que parecía un trámite hemos vivido una auténtica final de Copa, en la que un maravilloso pase filtrado de Ozil a Cristiano ha oxigenado al visitante y una deliciosa creación de Benzema ha acongojado al Camp Nou. Entonces ha aparecido el mejor Ramos, reaparecido Ozil con su astucia, Cristiano con su energía y Benzema desordenando a Puyol y Piqué.
10.- Final agónico, apasionante, con el Barça sin ningún control sobre el cuero, atento para buscar el contragolpe definitivo, y el Madrid percutiendo como un elefante en celo. Partido vibrante y maravilloso, postizo en los roles, con un Barça feliz en el remate pero perdido en la posesión del cuero, su identidad, y un Madrid torpe en la pegada pero espléndido en las conexiones.
11.- De los diez enfrentamientos últimos de estos dos colosos, sin ninguna duda ha sido el mejor acto. También el menos natural en su desarrollo, casi contranatura en ambos conjuntos, y que deja lecciones opuestas al resultado: los futbolistas del Madrid salen crecidos, orgullosos y con la autoestima por las nubes, al tiempo que no puede obviarse que esta intención demostrada sí es coherente con la calidad de dichos jugadores.
y 12.- El Barça sigue adelante en la Copa y supera nuevamente a su gran contrincante, pero no será este un partido para los anales de su estilo. Simplemente, ha sobrevivido.
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